Como esos
frontispicios,
que al pasar los transeúntes
encienden sus
alertas luces,
objeto de
recelo
y su
potencial peligro.
Así, la ciudad acompaña mi rodar.
Pero a la inversa.
Las luces ciegan sus
corrientes de fotones
a mi paso.
Los faroles del alumbrado enmudecen
Los faroles del alumbrado enmudecen
su torrente de luz, le niegan
entidad a mi sombra.
Sin embargo,otras veces circulo al sol.
Todos los frontispicios
opacados
con su fulgor.
con su fulgor.
Los
árboles,
con sus ramas paralelas,
dibujan franjas alternadas
de sombra y luz
en la acera.
Y el rodar
silencioso del neumático
le permite a
mi mente percibir el
neto chasquido:
"luz, luznoluz, noluzluz, luzluznoluzluz..."
que me
acompaña...
Y es allí
donde me siento atravesando
el
electrónico lector
del código de
barras
del Señor.
Amar la vida
ResponderEliminarValorar lo simple lo cotidiano y sobre todo sacar luz y poder verla en un fotón, en el sol , en penumbras y sombras
ResponderEliminarMuchas, muchas gracias por sus comentarios, desconocido
ResponderEliminarMuchas, muchas gracias por sus comentarios, desconocido
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