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7 jun 2011

otra poesia

Dicen que la poesía no se explica. Igual que los cuadros, el que los entiende bien y el que no mala suerte.
Pero a mí me gustan los autores generosos, que ayudan.
Así que voy a dar un par de datos, con dolor, para que esta poesía se entienda mejor. Ojalá la disfruten:

Trata de un intento de suicidio, un chico de veinte años que ató una punta de un rollo de alambre en una rama de pino y la otra punta a su cuello con un nudo corredizo. Nunca pensó que el alambre se iba a cortar en seco en la caída, así que cuando, después de estar treinta minutos observando la profunda nada de los ojos de la muerte y la nieve de plumas de ganso que brotaban de su campera rota en la ascensión finalmente se tiró al vacío, no imaginó que iba a abrir los ojos vivo. 
Raspones en el cuello pero respiraba. 
Sintió que a partir de ahí la vida era una yapa. Como esos cincuenta gramos de queso que el almacenero regala para que el cliente vuelva. 
 El YO tiránico había desaparecido. Ya no quedaban humillaciones que pudieran afectarlo. Dios había decidido. Y esto fué lo que vivió en el camino de regreso:





ESE CAMINO
  
Recorrí ese camino en estado extático.
Había ido hasta el fin y me había sido dado volver.
Entre el follaje de los pinos visité la muerte y la locura.
Me había internado en el bosque, un tratamiento radical.

Ahora regresaba caminando esa calle de polvo.

Todo estallaba al sol.

Dicen que los colores son las frecuencias de luz
que los objetos no absorben.
Haces fotónicos rebotando,
mi cerebro estallaba de partículas lumínicas,
lleno con el dorado polvo que levantaban mis pies.

Una invasión de cielo.
Las cosas se metían en mi cabeza a través de los rayos luminosos que rechazaban.

Me di cuenta de que los límites entre una cosa y otra,
entre vos y yo,
son ilusorios.

Los átomos fluyen y circulan
sin preguntar donde empieza y donde acaba,
simplemente pasan de un lado a otro.

Energía que del sol golpea en ese polvo
y ese verde y ese cielo,
y luego en mi retina y en
mi corteza occipital.
De mi memoria va a mis dedos,
se inscribe,
y a través del tiempo
ahora esta acariciando tus neurotrasmisores,
entrando en tu memoria.

Decime donde termina.

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