Me había comprado una maquinita asombrosa.La había hecho traer desde el gran país del norte, una PC de mano. Nos penetrábamos mutuamente, ella sorprendiendo mis sentidos y mi inteligencia a cada momento y yo descubriendo sus mejores secretos. Fotos, videos, programas de oficina, conexión www…La pantalla un poco chica pero se re-bancaba.